Traducción al español de la reseña de «Searching for Aztlán», por Kaitie Todd para Willamette Week.
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Searching for Aztlán comienza en Tucson, pero en diez minutos algo queda claro: ya no estamos en Arizona. La obra de una hora de duración, escrita y dirigida por Lakin Valdez, empieza con Dolores (Alida Holguín Wilson-Gunn), una maestra de Tucson luchando contra la ley de Arizona que prohibe los estudios mexicano-americanos en las escuelas locales. Es una batalla que va perdiendo sin ninguna esperanza. Dolores lleva el pelo en trenzas, viste huaraches y carga un perro de peluche, pero no es hasta que una violenta tormenta de arena azota la ciudad que las referencias a El Mago de Oz se hacen contundentemente obvias. Después de eso, los guiños a la trama clásica son difíciles de ignorar cuando Dolores se ve transportada por arte de magia a una realidad alterna, en la que debe encontrar la tierra mítica de Aztlán, hogar ancestral de los aztecas. En este recuento, la bruja mala es una senadora en traje sastre gritándole a su teléfono celular. Interpretada por Ana Silva con una pronunciación arrastrada y una carcajada irritante, es uno de los destacamentos de la obra. Los acompañantes de Dolores, mientras tanto, son varias caricaturas de los últimos 50 años del movimiento chicano. Teatro Milagro planea llevar Searching for Aztlán a escuelas durante una gira nacional, y su simplicidad y las metáforas obvias son definitivamente más apropiadas para audiencias jóvenes. En lo que cabe, sin embargo, la obra toma una formula familiar y la transforma en algo a la vez satírico y educativo, con una actuación particularmente poderosa de parte de Wilson-Gunn, quien interpreta a Dolores con audacia y entusiasmo.